La pobreza energética es cada vez más visible en nuestra sociedad. Como ya sabemos esta pobreza está afectando especialmente a las personas más vulnerables económicamente, pero no solo a ellas. Según datos del año pasado, más de 70.000 hogares vascos admitían sufrir pobreza energética y una de cada doce familias, lo que asciende a más de 160.000 personas, tenían dificultades para pagar sus facturas mientras el frío arreciaba y la electricidad tocaba máximos históricos. Este otoño en invierno es posible que estas cifras aumenten y, sin duda, la pobreza energética también está feminizada, afecta más a las mujeres y a los hogares monoparentales porque suelen ser los que cuentan con menores recursos económicos.
Artículo original: Mujeres del mundo